El grito de la gorgona II: Una exploración del reflejo y la transformación
En «El grito de la gorgona II», la artista aborda uno de los arquetipos más potentes y controvertidos de la mitología clásica: la gorgona. Inspirada por la versión del mito en la que Atenea, movida por celos, castiga injustamente a una joven transformando su cabello en serpientes, esta obra ofrece una reinterpretación contemporánea que trasciende la noción de monstruosidad para revelar un símbolo de introspección y protección.
La artista opta por despojar a la gorgona de sus colmillos y lengua fuera, características tradicionales que enfatizan el miedo, para presentarla como una figura de poder y sabiduría. En este contexto, la gorgona actúa como un espejo arquetípico: una invitación a observar con sinceridad los propios sentimientos e intenciones, así como el reflejo de uno mismo en quienes lo rodean. Este proceso de autoobservación y aceptación transforma en piedra aquello que no está en armonía con la esencia del ser, generando un espacio para la limpieza y el crecimiento personal.
La obra combina un intrincado entramado de líneas y colores vibrantes que evocan la energía serpentina, símbolo ancestral de transformación y regeneración. La composición visual se equilibra entre el caos orgánico de las formas serpenteantes y la solidez estructural de la figura central, creando un diálogo entre la vulnerabilidad y la fortaleza.
Para la artista, el acto de limpieza que simboliza la gorgona no implica romper los cristales que ensucian la percepción de uno mismo o de los demás, sino limpiarlos con paciencia y cuidado. La obra plantea una reflexión profunda sobre la responsabilidad personal en el proceso de sanación: no se trata de cambiar a otros, sino de transformarse desde el interior y permitir que los demás sigan su propio camino.
«El grito de la gorgona II» es una pieza que, además de resonar en lo personal, interpela al espectador a mirar más allá de lo superficial y a abrazar la transformación como un acto constante de valentía y conciencia.
Equilibrio y textura
Desde un enfoque técnico, «El grito de la gorgona II» destaca por la combinación de técnicas gráficas, pictóricas y conceptuales. Las formas orgánicas y la textura se entrelazan en un diálogo íntimo y dinámico.
El intrincado entramado de líneas que componen las serpientes, sugiere un proceso deliberado y meticuloso. Estas líneas construyen una narrativa visual, guiando al espectador a través del caos controlado de la composición.
La paleta de colores es rica y variada, perfectamente equilibrada. Los tonos cálidos y fríos se alternan en las serpientes, creando una sensación de movimiento y fluidez que contrasta con la rigidez de la figura central. Este contraste refuerza la idea conceptual de la gorgona como un agente de transformación, que equilibra lo estático y lo dinámico.
La figura central, en su sobriedad monocromática, actúa como un ancla visual que contrasta con la vibrante complejidad de los elementos circundantes. Este recurso no solo dirige la atención del espectador, sino que subraya el simbolismo de la obra: la figura, como núcleo de introspección, permanece intacta mientras las serpientes, símbolo de cambio y movimiento, giran a su alrededor.
La textura de las superficies, particularmente en el tratamiento de las serpientes y el fondo, añade una dimensión táctil a la obra. A través de una técnica que mezcla trazos finos y áreas de color denso, la artista logra transmitir la materialidad de los elementos.
La integración de distintas técnicas —dibujo, pintura — habla de la capacidad de la artista para crear una obra donde cada elemento tiene un propósito claro. «El grito de la gorgona II» no solo es una pieza cargada de simbolismo, sino también un ejemplo de cómo la técnica puede amplificar la carga emocional y conceptual de una obra.
La gorgona no solo grita a través de su simbolismo, sino también a través de la precisión y el cuidado con el que ha sido ejecutada.