La vida sin llamar
50×40 Cm
300 ppp
La vida sin llamar
Lorca asoma en esta obra, y lo hace a través de Yerma, pero yo me he atrevido a cambiar la historia, en una profunda reflexión sobre la fecundidad. No he tenido hijos por elección propia, sin embargo la maternidad es un tema que ahonda en mi sensibilidad y que proyecto aquí en su contraparte: el estigma de la esterilidad en la historia de la mujer.
Dánae es la otra protagonista, fecundada por Zeus con una lluvia de oro. Pero aquí no hay victimización, aquí Yerma está en actitud alerta, de insumisión, y sin embargo cargada de optimismo, abrazando sus facetas como una persona completa, que se acepta en su complejidad.
Las flores descansan en su regazo, quizás por un momento, porque la protagonista no está completamente relajada, pronto puede llamar la vida y la concepción. Una vuelta a la creación, a la creatividad que no avisa, a las oportunidades que nos obligan a permanecer alerta, porque esa es la magia de la vida.
El fondo es fruto de mis experimentos con acrílicos dorados y rotuladores: inocentes, ingénuos, de trazos casi automáticos y nuevamente reinventados digitalmente. Nuevamente integrados en un contexto mitológico, donde su nueva significación será una lluvia de oro.
Esta dualidad se proyecta en una imagen. Yerma-Dánae se integran. La fecundidad del ser en su obra, sin la tiranía del prejuicio.
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A mi Lorca le dedico esta Yerma. Sincronicidades de la vida, me llegó de nuevo el mito de Dánae, asi es la magia de internet. Después pensé en Yerma, independiente y fuerte y permaneció la idea en mí.
«Me arreglé el pelo y la ilusión por si acaso se presentaba la vida sin llamar».
Clara B. Gómez
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