«Respira» aborda de manera introspectiva y visual uno de los temas más cruciales de nuestra época: la necesidad de reivindicar nuestro espacio personal en un mundo saturado de exigencias externas. A través del collage mixto (también ha sido denominado como híbrido), Clara Belén Gómez combina elementos digitales con texturas manuales, creando una narrativa que dialoga entre lo íntimo y lo colectivo.
En esta obra, la figura central, en postura fetal, evoca la vulnerabilidad y el anhelo de protección en un entorno frenético. El cabello, con su presencia destacada, simboliza la desconexión personal y los múltiples roles que se espera que asumamos, especialmente las mujeres en contextos globales. La línea roja en el rostro conecta la obra con la tradición sacra de las «Dolorosas», pero recontextualizada en la experiencia contemporánea femenina.
El iceberg, un elemento transformado mediante técnicas híbridas, representa los ciclos de repetición y cambio que moldean nuestra identidad. Este detalle, junto a los tonos azulados que simbolizan el espacio interior de calma, invita al espectador a reflexionar sobre los momentos de pausa necesarios para reconectar con uno mismo. El iceberg que aparece en el margen derecho de la obra es un elemento clave en su narrativa. Este fragmento, inicialmente una textura impresa, sumergida en agua, y posteriormente arrugada, que luego fue digitalizada
La obra critica el uso superficial de conceptos como la resiliencia, destacando la importancia de permitirnos la fragilidad y el descanso frente a la competitividad y las presiones externas. Cada fragmento fotográfico —seis en total— contribuye a construir un mensaje profundo y universal sobre la importancia de reconectar con nuestra esencia en un mundo desbordado.
Esta serie limitada de Clara Belén Gómez se presenta como un manifiesto visual de resistencia, sensibilidad y la búsqueda del equilibrio interior. «Respira» es, en esencia, una invitación a detenernos y redescubrir nuestra humanidad.
El proceso creativo
El proceso creativo de «Respira» fue un acto de resistencia personal. La obra exigía, desde que fue ideada, un balance entre la introspección y la crítica social. Cada fragmento fotográfico fue cuidadosamente seleccionado para transmitir esa sensación de fragmentación interna en la cotidianidad. Pero más allá de su simbolismo, «Respira» es una invitación a aceptar la vulnerabilidad como fuente de fortaleza.
Esta pieza se convierte en un espejo para quien la observa. En un mundo lleno de estímulos y demandas, «Respira»propone una pausa. La obra desafía al espectador a detenerse, a observarse a sí mismo, y a cuestionar cómo las dinámicas externas afectan su espacio interior. En su composición, hay un mensaje universal que invita a la conexión y a la búsqueda de equilibrio en medio del caos.
«Respira» se inscribe en una tradición artística que mezcla lo contemporáneo con referencias al arte sacro, pero lo hace desde una perspectiva fresca e innovadora. Temas como la resiliencia, la autoexigencia y la fragmentación son abordados con una sensibilidad visual que busca resonar tanto emocional como intelectualmente con el público. En un contexto donde la ansiedad y la presión social son temas globales, la obra adquiere una relevancia aún mayor.
Esta obra no es solo una representación visual, sino un espacio donde la calma y la lucha interna coexisten. «Respira» es una invitación a vivir más plenamente, a conectar con nuestras emociones, y a entender que la vulnerabilidad es una forma de resistencia.
La obra establece un diálogo entre lo íntimo y lo universal, en un momento histórico en el que la ansiedad, la presión social y la desconexión emocional son temas globales, «Respira» adquiere una resonancia significativa, proponiendo una pausa y un espacio para la introspección.
A través de su técnica híbrida, Clara Belén Gómez crea una obra que no solo comunica un mensaje, sino que también interpela al espectador, invitándolo a confrontar sus propios desafíos emocionales y a encontrar fortaleza en la sensibilidad. «Respira» se posiciona como un recordatorio de que en la vulnerabilidad también reside la resistencia, y en la pausa, el verdadero equilibrio.